Cambio climático: Desafío para la productividad de la agricultura en el sur de Chile
Escrito por el Dr. Lisandro Roco Fuentes.
Instituto de Economía Agraria, Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias.
Universidad Austral de Chile.
La agricultura de hoy se ve enfrentada a nuevos desafíos tales como el desarrollo e incorporación de la digitalización en su actividad productiva; nuevas exigencias en los atributos de los alimentos por parte de la demanda; mantener su competitividad en el mercado global, y operar de manera cada vez más eficiente considerando la variabilidad y el cambio climático.
Este último desafío es relevante para todas las actividades humanas, y la agricultura no es la excepción, considerando su gran dependencia de los eventos meteorológicos y climáticos. Cambios en los regímenes de temperatura y precipitación tienen efectos importantes en la disponibilidad hídrica y el comportamiento fenológico de las plantas, así como el surgimiento de nuevas plagas, que podrían poner en riesgo la producción de los alimentos. La agricultura es una actividad reconocida por el alto grado de riesgo que conlleva y, actualmente, dicho riesgo se ve acrecentado por la incertidumbre derivada del cambio climático.
En este contexto, es clave reconocer los efectos que tiene el cambio climático en la disponibilidad de recursos de producción, productividad y, finalmente, para toda la sociedad, para diseñar estrategias que permitan mitigar estos efectos y evitar comprometer la seguridad alimentaria, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
La adaptación puede reducir la magnitud de los impactos derivados de los riesgos asociados al cambio y la variabilidad climática. Los elementos socioeconómicos, los relacionados al acceso y uso de tecnologías de información y comunicación, y el grado de asociatividad en las comunidades rurales pueden jugar un rol relevante en la implementación de estrategias de adaptación. Los diseños de intervención deben integrar los elementos sociales y tecnológicos, para fortalecer la implementación de las estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático y, de esta forma, favorecer la resiliencia de las comunidades rurales.
En Chile, uno de los principales efectos descritos es el desplazamiento de las zonas climáticas hacia el sur, esto implica e implicará un cambio importante en el uso del suelo y por ende en la dinámica de uso de los recursos naturales en el sur del país. Sin duda, en el sur del país para adaptarse a estos nuevos escenarios habrá que reorganizar los recursos considerando nuevas limitaciones tales como una menor disponibilidad de agua y la ocurrencia de eventos climáticos extremos (sequías, olas de calor, lluvias intensas, heladas, etc.). Dicha reorganización implicará ser aún más eficientes en el uso de los insumos en la agricultura.
Soluciones como la implementación de sistemas de riego eficiente; estrategias de conservación de suelo y agua; mejoramiento de los cultivos; el monitoreo y manejo integrado de plagas; la planificación predial y la reducción de las emisiones, serán cada vez más importantes para asegurar una producción sustentable de alimentos en una zona del país con una gran tradición en ello.
Estos últimos años estamos conviviendo con una sequía prolongada, la cual ha cambiado nuestra percepción sobre la relevancia del clima y el agua para el quehacer de toda la sociedad. Las soluciones, si bien podrían considerar el incremento de la disponibilidad de recursos hídricos, también deben hacer hincapié en la mejora de la gestión y el incremento sostenido de la productividad de la agricultura, podemos producir más alimentos usando los mismos niveles de insumos.
Lo anterior implica la implementación de innovaciones individuales y colectivas que permitan avanzar hacia el objetivo de la adaptación al cambio climático. El establecimiento de un sistema de innovación orientado a este fin requerirá inexorablemente de un fuerte compromiso público y privado, y una visión prospectiva que permita identificar riesgos y oportunidades a tiempo. Dicho sistema debe involucrar a los productores y sus asociaciones, a los institutos, centros tecnológicos y universidades, así como a las instituciones del ámbito público; para la generación de acciones efectivas frente a este urgente desafío para la cadena agroalimentaria.